What’s up, bro!? Aventuras, desventuras y otras corruptelas de las sisters del monarca

Se confundía usted, estimado lector, si pensaba que en el ranking de corrupción, el puesto número uno lo ocupaban los concejales de urbanismo. ¡Nada más lejos de la realidad! Lo cierto es que entre quienes utilizan sus influencias y puestos de jerarquía para dar rienda suelta a sus voluntades más espurias, el tope de la gama lo ocupan aquellas mujeres de la familia real que están ligadas al monarca mediante el más estrecho vínculo sanguíneo: la hermandad.

Preste atención. En la escuela, le habrán enseñado eso de que la maldición de los Borbones constaba en una serie de hechos arbitrarios que, a través de la historia, le permitieron gobernar al padre, pero que le trastocaron los planes a sus hijos. Pues verá, en realidad, dicha maldición no radica en ser el nieto de uno de esos reyes malditos, sino en ser la hermana del monarca.

Ejemplifiquemos. Felipe VI (alias “El Feli” entre los pasillos de la Zarzuela) tiene dos hermanas: Elena (la mayor) y Cristina (la del medio). Elena, primera en la línea sucesoria al trono hasta que el Feli llegó al mundo, desempeña un rol menor a fines de lo que queremos explicar. No obstante, Cristina es una pieza central para entender cómo funciona esta “nueva” maldición: Cris es la oveja negra de esta generación. Es la gota de tinta que cayó sobre el vaso de agua oscureciendo el tono cristalino de los torrentes reales que fluyen España desde hace siglos.

¡Pero no es su culpa! La pobre mujer es víctima de la tradición y viene configurada por defecto con el gen maligno de la corrupción. En términos informáticos, podríamos describir a la Infanta Cristina como el Windows Vista de la Casa Real.

En retrospectiva, podemos ver que es un mal que ha afectado históricamente a las diversas hermanas de reyes. Fíjese el caso de Pilar de Borbón, hermana del emérito rey Juan Carlos. Su involucración en el escándalo de los Papeles de Panamá ha teñido de oscuridad a aquella generación de Borbones que, con deber patriótico, forjaron la actual democracia española. Un pequeño inciso: nótese que tanto en el caso de Cristina como en el de doña Pilar, sus maridos (respectivamente, cuñados del rey) han jugado papeles importantes en estos resonados casos de corrupción.

En tanto, alguien podría preguntarse si la maldición de las hermanas del rey también se retrotrae al periodo comprendido entre las dos Repúblicas. Pues fíjese, amigo lector, que uno podría asegurar que sí. María Mercedes de Borbón y Habsburgo-Lorena (sí, todo eso es un solo nombre) y María Teresa de Borbón nacieron en vida de Alfonso XII. Cuando en 1885 falleció su padre, María de las Mercedes estuvo a punto de ser proclamada reina, pero hubo que esperar un tiempo hasta que su madre María Cristina diera a luz, a sabiendas de que el neonato podría ser niño. Meses más tarde nacería Alfonso XIII quitándole a su hermana el primer lugar en la línea sucesoria al trono. Conclusión: María Mercedes y María Teresa cometieron el fatal error de nacer mujeres garantizándole a España unos 25 años de reinado de uno de los monarcas más corruptos de la historia de este país. Es el primer caso de “corrupción indirecta” en la Casa Real.

Claro está que en el caso de la generación de Alfonso XII ya es un poco más complicado rastrear casos de corruptela entre sus hermanas, debido a su madre, la reina Isabel II, cuya promiscuidad tiñe de dudas el árbol genealógico de la Familia Real, obstaculizando la búsqueda de las hermanas del primer rey que gobernó España tras la Primera República.

En vista de estos antecedentes, la Casa Real, en su afán por limpiar la imagen de los Borbones, ya está trabajando en la creación de un Comité de Ética y Moral que se empeñará en vigilar de cerca las actividades de Sofía de Todos los Santos de Borbón y Ortiz y que pondrá atención especial, a partir de su adolescencia, en las citas de la Infanta a fin de evitar posibles cuñados reales oportunistas.

En tanto, la joven Leonor está pendiente de los ruidos de la alcoba de sus padres, no sea cosa que, en el fulgor de la pasión real, falle un Durex y un hermanito varón venga a alterar la línea de sucesión, poniendo a la actual princesa de Asturias en el incómodo lugar de hermana del rey.

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